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La censura del deseo lésbico en el cine

A las mujeres lesbianas y bisexuales les gustan las mujeres porque les gustan. Tan sencillo como eso; y no por desengaños de amoríos masculinos, odio a los hombres o no ser atractivas para ellos; tampoco por pasar una fase experimental o ir de modernas y liberales; y mucho menos quieren ser hombres.  Pero algo tan natural es imposible de comprender para aquellos que ven amenazada su identidad si el afecto, en cualquiera de sus manifestaciones triunfa. Desconocen que al amor no se le puede prohibir y tampoco obligar.

Esto de la homosexualidad es tan antiguo como la humanidad. No se trata de un invento actual, sino de una orientación sexual cuyas raíces se remontan a las propias del ser humano, por tanto, resulta inevitable que el cine ofrezca narrativas lésbicas desde sus orígenes. Pero las relaciones homosexuales en la gran pantalla suponen aún un tema tabú. Incluso a finales del pasado siglo, todo lo que fuera desear a una persona del mismo género suscitaba polémica y rechazo entre los sectores más conservadores.

Durante siglos el lesbianismo ha permanecido oculto por motivos culturales, sociales, religiosos… lo cual ha provocado que su representación cinematográfica haya sido casi inexistente y basada en estereotipos, convirtiéndose en la gran desconocida de las orientaciones sexuales. Representaciones a medias, negativas y siempre ligadas a la influencia conservadora del Estado o la Iglesia. Personajes femeninos de dudosa sexuales censurados hasta que no quedara ni rastro en la pantalla, ¿o tal vez sí?

Escondidas en el cine: censura y personajes sáficos, es un ensayo ameno- basado en una tesis doctoral- que pone en contexto la situación de las mujeres lesbianas occidentales en el siglo XX. Con un tono distendido y de humor, analiza veintiúna películas en las que, a pesar de la censura, se puede percibir la representación latente de personajes sáficos; porque si las meigas haberlas haylas, las lesbianas también.

Reconocida la homosexualidad, había que prohibirla; por eso las lesbianas preferían callar. Eran invisibles, pero eso no significa que no existieran, y la prueba son loa numerosos los títulos en los que estas son protagonistas, aunque de manera sugerida. A buen entendedor pocas palabras bastan, así que disfrutarás sabiendo que hay lesbianas en el cine de James Bond, aunque eso sí, reconvertidas a heteros en el momento en que el agente se cruza en su vida porque a él no se le resisten ni las lesbianas (más que cine de acción, yo a eso le llamo ciencia ficción). También en los clásicos de Hitchcock donde a la señora Danvers de Rebeca no le bastaba con tener fijación por las mujeres sino con ser una especie de psicópata sexual. Lesbianas las hay, además, en Doris Day en el Oste, donde Camality Jane pasa de ser más vaquero que todos los hombres a convertirse en una Barbie del Oeste; y, por supuesto, no faltaban en el género de terror como en La Hija de Drácula donde una vampira se quita el hambre y el calentón a la vez, mordiendo en el cuello (pocas zonas más erógenas se me ocurren) a toda jovencita de buen ver, porque que a la señora no le valía cualquiera.

Solo hay que tener ganas, y aplicar una lógica discursiva, para reconocer y disfrutar de miradas sugerentes, roces nada casuales, diálogos ambiguos, besos impacientes… para entender que amigas, lo que se dice precisamente amigas, no eran muchos de los personajes que así se vendían. Basta con rascar un poquito y descubrirán que lo que se cuenta en el cine, es mucho más de lo que se dice. Pasen y disfruten porque a veces, y no son pocas, a las mujeres les gustan otras mujeres, incluso en la ficción.

Rosi Legido

Rosi Legido es una apasionada de las artes en general y del cine en particular. De pequeña soñaba con ser periodista y acabó siéndolo. Doctora cum laude por la Universidad Complutense de Madrid, con la tesis Homosexualidad latente en el cine; ha ejercido como guionista, redactora, locutora, fotógrafa, periodista de contenidos LGTBI, profesora, monologuista y viñetista. Actualmente es docente en el grado de comunicación audiovisual en la Universidad Europea de Madrid, colabora con la agencia EFE y el programa Cine desde la distancia, de la radio argentina; y ofrece ponencias referentes a su ensayo Escondidas en el cine: censura y personajes sáficos (en las virtuales acostumbra a saludar al público su gato Suso, que se cree coautor del libro).

Ardua defensora de las minorías sociales y de los animales, siempre que puede trata de ser la voz de los sin voz; y ella es de hablar mucho y callarse nada. Ecofeminista, vegana y activista en ONG, denuncia las injusticias mediante cortometrajes, obras de guiñol e ilustraciones.

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